
El otro día me pasó algo curioso. Estaba mirando bolsos tranquilamente y me acerqué a ver unos de una firma que me gusta bastante. No tenía intención alguna de comprar nada, simplemente estaba mirando porque me gustan. De repente, alguien me empuja y me quita bruscamente de en medio para coger uno de los bolsos que yo estaba observando. Era una mujer algo mayor que yo, muy bien vestida y peinada.
La imagen de alguien que sí parecía dispuesta a comprar algo en ese momento. No contenta con empujarme, dedicó unos segundos a mirarme de arriba a abajo sin ningún miramiento y encima, con cara de desprecio.
Ese día, la escena me resulto sorprendente y algo graciosa, pero me hizo reflexionar sobre las diferentes respuestas que esa situación puede generar en una persona, según el estado en el que se encuentre o incluso en personas diferentes en un mismo momento.
Después de todo, la realidad no es tanto lo que es, sino la interpretación que hacemos de ella.
¿Por qué estas diferencias ante un mismo hecho?
Uno de los aspectos que determina estas diferencias, es la interpretación personal que cada un@ le damos a lo que está ocurriendo. Es más, la interpretación de lo que acontece, tiene una importancia significativamente mayor que el hecho en sí.
Tanto, es así que determinará cómo nos sentimos ante ese acontecimiento y en un alto porcentaje, cómo reaccionamos ante él.
De esta forma, en el ejemplo que os pongo, una persona podría interpretar como una afrenta el empujón de la mujer, otra como una casualidad, una tercera como lo menos que le pueden hacer con lo torpe que es… y muchas más.
A lo largo de los años, adquirimos tendencias personales de interpretación o pautas de pensamiento irracionales que simplifican la realidad externa y nos ayudan a comprenderla, aunque por otro lado, impiden que podamos hacer un análisis racional o algo más real de la misma.
Os pongo alguna de estas pautas de pensamiento irracionales, que tod@s utilizamos en alguna medida (adaptado de Mckay, Davis y Fanning 1988):
- Filtraje (centrarse en lo negativo). Tomamos un aspecto negativo de lo que nos ocurre y lo interpretamos como el todo (en vez de pensar en la tarde agradable que estoy pasando o incluso en las otras cosas que he podido comprar, me quedo unicamente con lo que no puedo).
- Pensamiento Polarizado. Las cosas o son blancas o negras, buenas o malas, no hay término medio.(no puedo comprarme nada)
- Sobregeneralización. De un hecho particular se crea una conclusión general (ella puede comprarse cualquier bolso, yo, ninguno).
- Interpretación del pensamiento. Creemos que sabemos lo que sienten los demás y por qué se comportan de determinada manera. (me mira así porque sabe que no puedo comprarme ese bolso, seguro que ha pensado eso)
- Razonamiento emocional. Se cree que lo que se siente es verdadero automáticamente. (Si me siento fuera de lugar por el empujón que me ha pegado, doy por supuesto directamente que lo estoy sin cuestionarmelo).
Las personas tendemos a dar por buenos estos pensamientos sin realizar ningún juicio crítico sobre estas ideas, lo que en ocasiones puede generar sentimientos y reacciones que, aunque sí están en consonancia con estas ideas, pueden no estarlo en absoluto con lo que nos está ocurriendo.
¿Cómo podemos darnos cuenta de estos pensamientos y modificarlos?
1. Detente y escucha tu cuerpo. Analiza cómo te sientes.
2. Intenta detectar qué estas pensando, aunque te parezca ridículo. Prueba a escribirlo. Haz este análisis con varias situaciones diferentes.
3. Analiza si hay patrones de interpretación que se repiten en tí (tiendes a pensar que siempre tienes la razón, sueles dar por buenos tus sentimientos sin cuestionartelos, tienes una serie de normas rígidas sobre como debes actuar tú y/o l@s demás, etc)
4. Cuestiónate ese pensamiento. Proponte una interpretación alternativa. Atrévete a roper tus esquemas.
5. Analiza cómo te sentirías con ese nuevo pensamiento. Estudia las diferencias.
Esto que os explico es una forma muy sencilla de realizar una reestructuración cognitiva.
Aunque esta explicación no sustituye la ayuda de un profesional para casos específicos, tener estas pautas presentes y ponerlas en práctica puede mejorar cómo nos sintamos ante algunos sucesos del día a día.
Yolanda P. Luna