Desesperanza Aprendida
Cuenta la historia de la psicología, un experimento muy interesante que según mi opinión está de plena actualidad.
Es el experimento de Bruce Overmier y Martin Seligman a mediados de los 60, en el que fue descubierto el síndrome de la indefensión aprendida.
El experimento consistía en lo siguiente: dos perros eran colocados en sendas jaulas donde recibirían estímulos aversivos (corrientes eléctricas) continuados y sin posibilidad de escape. La cadencia entre los estímulos era indiscriminada y mientras uno de los perros tenía la opción de accionar una palanca con el hocico para detener la descarga, el otro no tenía posibilidad alguna de modificar el castigo. Este segundo grupo de perros, demostró un comportamiento marcado por la desesperanza: apatía, inactividad y pérdida de motivación. Esta situación se mantenía a pesar de que en una segunda parte del experimento, había posibilidad de escape. El experimento determinó que en estos animales se había creado la expectativa de falta de control ante los acontecimientos externos. Habían perdido las ganas de intentarlo.
Este experimento y sus resultados han sido utilizado como una de las teorías explicativas de la depresión.
Esto mismo, es una forma de explicar el por qué de la desesperanza, pasividad y falta de impulso ante una situación que consideramos está fuera de nuestro control.
Según la psicología cognitivo conductual, el pensamiento que se pone en funcionamiento es uno similar al siguiente: no merece la pena intentarlo, no sé que factores generan el malestar ni cuándo aparecerán, haga lo que haga no conseguiré evitar su efecto. Como consecuencia de este tipo de pensamientos se genera un afecto o estado emocional coherente: tristeza, apatía, desmotivación.
El círculo se cierra con la puesta en práctica de comportamientos que refuerzan tanto la manera de sentir como la forma de pensar: falta de actividad, llanto, aislamiento social, baja focalización de la atención y concentración….. Todo ello refuerza la desesperación y por tanto el afecto depresivo.
A continuación os invito a ver un vídeo explicativo. Algunas imágenes son duras, pueden herir la sensibilidad.
Psicología en Bilbao.
Yolanda Pérez
psicolunablog@gmail.com