La importancia de los límites en las relaciones

Ya hemos hablado alguna vez en este espacio de lo estresante que pueden ser las relaciones interpersonales.
Muchas veces me encuentro con profesionales quemados y agotados del desgaste que genera el contacto contínuo con pacientes, clientes, alumnos/as…

Existen numerosos estudios en los que se resalta que las profesiones más proclives a sufrir burn-out, son aquellas en las que el trato con los demás es un elemento clave: docentes, profesionales sanitarios y en general trabajadores y trabajadoras que pasan muchas horas en contacto con las dificultades, necesidades y exigencias de otras personas.

La exposición contínua a estas relaciones interpersonales implican un desgaste de nuestros mecanismos de resistencia y de nuestras estrategias de afrontamiento, llevándonos con frecuencia al agotamiento y la apatía. Y curiosamente, es la sintomatología física la que habitualmente llama primero nuestra atención:mareos, dolores de cabeza, contracturas, agotamiento físico, dificultades para dormir, etc. Solo cuando estos síntomas persisten incluso resistiendose al tratamiento, nos planteamos… ¿será estrés?

Un trabajo terapéutico adecuado nos permite indagar sobre las situaciones o relaciones que pueden estar dañando nuestro equilibrio emocional, ayudándonos a modificar o restaurar habilidades de relación interpersonal que nos protejan y nos permitan llevar a cabo nuestra tarea de forma exitosa.

En el siguiente artículo Ana Sanantonio hace una interesante reflexión sobre la importancia de la postura que adoptamos en la relación con el otro y la manera en la que esta afecta a la interacción.

 

Cuestionario Breve de Burn- out

Yolanda Pérez

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Las buenas vallas hacen buenos vecinos (Refrán inglés)

En las relaciones, cualquier tipo de relación humana, tanto en la familia como con amigos, vecinos, compañeros y conocidos, hemos de tener claro un principio que nos puede facilitar o complicar la vida.

“Las demás personas nos tratan como les permitimos que nos traten”

¿Duro, verdad? Ciertamente es duro darnos cuenta de que nos van a tratar dependiendo de nuestro propio auto-respeto, de nuestra autoestima y si nos hacemos responsables de nuestras necesidades o no. Porque los límites significan indicar a los demás que estamos decididos a defender nuestra intimidad,  nuestro espacio personal, que tenemos criterio y sabemos mantenerlo y respaldarlo aunque sea diferente al de la otra persona.

Sin perder las formas, con firmeza y con claridad, hemos de usar la palabra mágica: “NO” ante las invasiones, manipulaciones, injerencias o faltas de respeto ajenas.

Los otros solo tienen sobre nosotros el control que…

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Reacción en Situaciones de Alerta

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Reaccionar bien en situaciones de alerta incluye expresar después la expresión emocional del miedo y angustia que haya generado.

¿Has pensado cómo reaccionarías en una situación de alerta?

La última vez que estuvimos de vacaciones las terminamos con un pequeño susto.

Habíamos terminado de recoger las maletas y estábamos tomando un café en el jardín de la urbanización donde habíamos pasado unos días, cuando empezamos a escuchar a una mujer llamando a alguien:

  • ¡Noa!, ¡Noa!

Al principio no le prestamos  atención. Pasada casi media hora,  la mujer a la que estábamos oyendo llamar con insistencia se acercó a nosotros para preguntarnos si habíamos visto a un niño pequeño de unos tres años.

  • He subido a cerrar la ventana de la habitación y al bajar ya no le he visto- nos comentó preocupada-Lleva un jersey de rayas y tiene el pelo moreno. Es mi nieto y se llama Noa.

Enseguida varias de las personas que estábamos allí le propusimos ayudarle y nos repartimos en varios grupos para  buscar con ella.

La urbanización no es muy grande y por suerte está cerrada con un vallado así que aunque era casi imposible que estuviera fuera de la zona.

Sin embargo, el arbolado y casas son muy parecidas así que el niño podía estar en cualquier sitio.

Después de quince angustiosos minutos de búsqueda en varios grupos, el pequeño apareció algo escondido en el jardín de una casa situada prácticamente al lado de la de su abuela.

Se había quedado quieto, casi inmóvil y no dijo nada hasta que quien le encontró le preguntó si se llamaba Noa.  En ese momento el pequeño se puso a llorar y se dejó coger en brazos.

La historia tuvo final feliz después de casi tres cuartos de hora y la verdad es que a pesar de las lágrimas de la señora cuando se iba con su nieto, me llamó  la atención lo bien que había reaccionado ella ante la situación. 

  1. Intentó mantener la calma mientras le buscaba llamando al niño de forma insistente a pesar de su miedo.
  2. Cuando el niño apareció no le recriminó que se hubiera alejado de la casa.
  3. A pesar de su angustia, se centró en calmar al niño. El resultado es que lo consiguió en muy poco tiempo.

¿Reaccionas bien en situaciones de alarma?

  1. El cuerpo y la mente detecta una situación potencialmente peligrosa y se prepara para una reacción inmediata: los sentidos se agudizan enfocándose en el elemento que nos ha generado esta reacción (en este caso, los sentidos de esta mujer estaban casi totalmente centrados en poder ver u ir a su nieto)

  2. Se produce una activación fisiológica: el cuerpo se tensa,  aumenta el rimo cardíaco, la respiración se acelera. Todo preparado para una respuesta rápida.

  3. Una vez resuelta la situación, el cuerpo disuelve la tensión generada dando paso al cansancio y a la expresión emocional (en el ejemplo visto, la abuela solo puedo empezar a llorar  cuando cogió al niño).

Si la situación de alarma se mantiene en el tiempo o no se resuelve, se genera un agotamiento por la incapacidad de la persona de mantener el nivel de activación.

Yolanda P. Luna