¿Tú también has tenido celos a tus hermanos?
Seguro que como yo… sí en algún momento. Por esa razón me encanta ver como mis hijos se relacionan entre sí. Me resulta de los más divertido e interesante por lo importante que es la relación que tienen entre ellos.
Sobre todo, cuando tan espontáneos como siempre, dejan entrever esos aspectos de su relación que les preocupan, les inquietan y por supuesto, les molestan profundamente.
El otro día por ejemplo, mi hija pequeña empieza a llamarme con mucha urgencia.
-¡Ama! ¡ven! ¡mira!, ven a ver lo que he hecho.
- ¿Qué has hecho?, venga, enséñame
Me lleva hasta su habitación y señala la ventana.
-¿Qué?
- ¡He subido la persiana yo sola!! y también he hecho la cama! ¿ a qué lo hago bien? Mi hermano no lo hace ¿a que no?, yo lo hago mejor. ¿ a que sí ama?
- Lo has hecho muy bien cariño- le contesto. Pero ¿por qué quieres hacerlo mejor que tu hermano? Él también sabe hacerlo y muy bien además.
Esta parte no le gustó mucho y no llegó a convencerla así que pasó de mi y se puso a otra cosa, casualmente…jugar con él.
Situaciones como ésta son bastante habituales. Me sorprende la facilidad con la que se alternan escenas de absoluta admiración o ternura del uno al otro ( cuando el mayor le oye llorar a su hermana por la noche porque tiene miedo y le coge la mano), con momentos de riña y pelea en los que seguramente harían cualquier cosa para que el otro desapareciera.
Tan pronto compiten como sienten un gran vacío sin la presencia del otro (pueden negarse a entrar en un cumpleaños si solo va uno de ellos o a hacer alguna actividad si su hermano no le acompaña).
Qué curiosa la relación entre hermanos. Tan cercana y tan cruel a veces. Pero siempre, en mi opinión , útil y constructiva
Seguramente, todas las personas que tenemos hermanos o hermanas hemos fantaseado en más de una ocasión cuando éramos pequeños en ser el único hijo para nuestros padres y sin embargo, conozco varios casos de hijos únicos que de adultos llegan a echar de menos a un hermano o hermana con quien compartir determinados momentos.
¿Por qué es importante la relación con los hermanos?
La relación con los hermanos es única, irrepetible y de gran importancia en el desarrollo social, cognitivo y emocional. Esta influencia en lo que seremos de adultos existe ya sean estas relaciones gratificantes o profundamente traumáticas.
¿Es bueno tener hermanos?
Para mí sí, sin ninguna duda. Ofrecen:
- Identidad, pertenencia a un grupo familiar. Nos recuerdan quienes somos , el grupo al que pertenecemos y que nos acoge y acepta como somos.
- Aprendizaje de conductas. Los hermanos se convierten en modelos de comportamiento (con ellos aprendemos juegos, palabras, canciones…)
- Socialización. La relación entre hermanos, especialmente entre aquellos con edades y niveles evolutivos no muy dispares, facilita la adquisición y entrenamiento de habilidades sociales y de otras estrategias que pondremos en práctica en la relación con los demás (compartir, comunicarnos de manera efectiva, guardar secretos, cooperar, competir, frustrarnos…).
- Desarrollo emocional. Aprendemos a querer y a rivalizar, sentimos celos y también apoyo emocional…
Por esta razón creo que no está de más reflexionar sobre lo bueno que es dedicar algo de nuestro esfuerzo para que el resultado de la influencia, se acerque lo más posible a lo positivo.
¿Qué hago para que mis hijos no sientan tantos celos entre ellos?
- Fomentando la cooperación y no la rivalidad entre ellos.
- Dedicar espacios y momentos para cada uno de ellos de forma individual.
- Evitar genera tratos diferenciadores entre uno y otro volcando nuestra atención y apoyo en uno de ellos.
- Respetar las características de ambos, su independencia el uno del otro y aceptarles tal y como son.
- No forzar una relación de amistad entre ellos sino un vínculo de apoyo y de identidad, de pertenencia a una misma familia.
Una relación gratificante con un hermano o una hermana, es una capa de protección en nuestra vida.
Una relación basada en la rivalidad y los celos entre hermanos, genera heridas que cuesta mucho curar y que suelen dejar cicatrices.
Psicóloga en Bilbao.
Yolanda Pérez
psicolunablog@gmail.com
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