Nuestra última adquisición para la biblioteca de casa.
A través de diferentes historias, se presentan las emociones básicas de una forma comprensible y poco invasiva para los/as pequeños/as:
La alegría, la tristeza, el enfado, el miedo, el orgullo, los celos y la envidia, la vergüeza, la culpa…
No es un libro especialmente barato pero os aseguro que merece la pena.
Hace unos días, noté que la niña estaba algo triste pero no terminaba de decir qué le había ocurrido para estar así. Yo creo que ni siquiera ella lo tenía muy claro,
Después de lidiar con sus llantos y enfados durante toda la tarde para que fuera haciendo lo que tenía que hacer, terminamos la jornada agotadas.
-Voy a ver qué le pasa- pensé
Y cogiendo el libro, elegí una de las historias que hacen referencia a la tristeza.
¿Qué le pasa a Mugán?: la historia de un pequeño monito al que su familia le veía triste y desanimado desde hacía varios días.
Cada cuento termina con unas preguntas que facilitan la expresión del niño o la niña en relación a esa emoción.
Ese día, nos ayudó a saber qué le tenía tan triste a mi pequeña.
Desde muy temprano captamos e interpretamos las emociones. Acompañar en el aprendizaje de cada una de ellas y favorecer su expresión adecuada mejora el bienestar emocional
La mayoría de los niños son especialistas a la hora de captar emociones de los demás, especialmente de las personas importantes para ellos.
Es interesante observarlo y ver de qué manera lo expresan .
Algo de esto me pasó con mi hija menor hace unos días. Estábamos terminando de cenar y al intentar coger su vaso de leche para acercárselo un poco, el contenido de todo el recipiente se le derramó por la mesa, el suelo y parte de su pijama.
– ¡pero hija!- le dije algo irritada-¡jolín, mira cómo se ha puesto todo!, anda, ve a cambiarte mientras lo recojo.
Resignada, decidió obedecerme y al rato vovió limpia y dispuesta a volver a intentarlo.
– Lo siento ama ¿te has enfadado?
– No cariño ¿pues?
– Tenías cara de enfadada y has hablado alto.
– Bueno, igual un poco. Se ha ensuciado la mesa y el suelo y estabas recién bañada. Me ha dado rabia pero ya está, ha sido un accidente.
– Entonces es que sí estabas un poco enfadada.
Pues sí, tenía razón. Había captado bien mi reacción y tratar de disfrazarlo o negarlo solo iba a confundirla.
Desde muy temprana edad saben o por lo menos intuyen que hay un grupo de emociones que generan malestar (tristeza, miedo, enfado) y otro que proporciona agrado y bienestar (alegría, amor, sorpresa) .
Saben que no surgen por que sí, reconocen que existe cierta relación entre algo que ha ocurrido y la aparición de esa emoción.
Sin embargo, este conocimiento no siempre es exacto y depende de su nivel evolutivo (pueden captar tristeza y pensar que es porque han hecho algo ellos cuando no es así). Por esta razón, apoyarles en este aprendizaje les ayuda a reconocer sus propios estados emocionales y las emociones de los demás.
De la misma forma, ayudarles a relacionar una emoción con la situación que la ha podido generar, suele tranquilizarles y sobre todo, da sentido y a cabida a eso que están experimentando.
En la actualidad existe bastante consenso en establecer como básicas las siguientes emociones:
Miedo
Alegría
Tristeza
Rabia
Asco
Sorpresa
Vergüenza
Amor
Los cuentos en los que aparezca este abanico emocional es un método muy sencillo y fácil para realizar esta labor. Los niños aceptan y reconocen bien emociones negativas en personajes ficticios, algo que no siempre les resulta sencillo cuando se trata de las propias (la rabia y los celos por ejemplo)
Todas las emociones son importantes, estamos preparados fisiológicamente para sentirlas y expresarlas y tienen su objetivo adaptativo.