
Ya está aquí de nuevo la Navidad con sus luces, compras y … comidas en familia. La verdad es que yo disfruto mucho de estas fechas. Me encanta estar en casa en estos días. Normalmente hace frío y apetece menos andar por la calle, que por otro lado suele estar abarrotada. Además, me gusta cocinar así que con tantos días por delante para compartir mesa con familiares y amigos, suelo aprovechar para ensayar platos nuevos, que no siempre me quedan como yo espero, todo hay que decirlo.
No todo el mundo vivimos igual estos días. Cada año puede ser diferente con lo que pueden ser unas fechas alegres un año, y llegar a ser días tristes y melancólicos otros. Para muchas personas se convierte en un verdadero fastidio pensar en cómo hacer para compartir mesa y mantel con personas a las que quizá no han visto en todo el año o con las que no tienen especial sintonía….
Sin embargo, no sé si soy la única en pensar que se nos trasmite que solo existe una única manera de vivir las Navidades.
Y creo, que ésta es una de las principales causas del malestar que muchas veces generan estas fechas: los deberías/tendrías que vienen impuestos con ellas:
- Deben ser familiares.No se puede estar solo esos días, son días para estar en familia y además, encantado de la vida.
- Deben ser alegres. Nos tiene que apetecer cantar, bailar, reir y estar con mucha gente.
- Debes estar deseando que lleguen.
- Te tiene que encantar ir de compras y ver todo lleno de luces y color.
La psicología congnitivo-conductual establece que la realidad no es solo lo que es sino lo que nosotros interpretamos y pensamos que es. Esta interpretación de la realidad, nuestra manera de pensar e interpretar, influye en nuestras emociones y determina nuestra manera de actuar.
Siguiendo el postulado esta corriente psicológica, se me ocurre que si yo creo que debo estar alegre, festiva y con ganas de que me den las tantas cenando y no me apetece en absoluto, puedo llegar a sentirme mal, triste o incluso más inadaptada.
Puede ocurrir también que si me apetece estar en casa sola, me llegue a sentir mal por no cumplir con lo que se supone que debería de estar haciendo.
El resultado será obvio, mayor malestar (llanto, malhumor) y angustia por creer que no cuento con los recursos personales necesarios para convertirme en el más familiar y alegre de los seres humanos. También mayor ansiedad al esforzarme en cumplir todo aquello que creo que tengo que hacer estos días y quizá no conseguirlo (compras, recetas maravillosas, decoración, cenas familiares, alegría…)
Así que hoy se me ocurría plantear un ejercicio de reestructuración cognitiva para todo aquel que quiera vivir las Navidades de forma diferente sin sentirse mal por ello.
De forma muy resumida, se trata de cuestionar estos pensamientos irracionales que pueden estar en la base de nuestro malestar.
Las Navidades no TIENEN que ser como me lo dicen los demás. Las Navidades PUEDEN ser alegres y familiares si me apetece y tengo cuerpo para ello.
Las Navidades pasadas tenía ganas de estar con mucha gente, pero estas Navidades prefiero estar con…. y no pasa nada por ello.
Las Navidades PUEDEN ser tranquilas y solitarias si este año o todos, lo prefiero así.
o, las Navidades PUEDEN ser el momento del año en el que me voy a tomar el sol con menos gente en la playa.
¡Féliz Navidad!
Yolanda P. Luna