¿Qué opinas? ¿Somos seres cooperativos o al contrario de lo que queremos creer tendemos a buscar unicamente nuestro interés individual desde una visión egoísta aunque esto suponga perjudicar a los otros?
¿Es posible lograr una estrategia de cooperación entre dos bandos cuando cada uno de ellos está centrado unicamente en sí mismo?
Este es un tema largamente estudiado y analizado por la psicología social y la sociología con resultados a veces contradictorios.
Existe una situación experimental derivada de la «teoría de juegos» que resulta muy interesante para ejemplificar este comportamiento y que evidencia cómo dos personas pueden no cooperar entre sí a pesar de que esta situación de competición les lleve a tener una pérdida mayor de la que tendrían si cooperaran.
Esta situación llamada el dilema del prisionero ha sido ampliamiente utilizada como modelo explicativo de la dinámica de conflictos.
El dilema del prisionero se describe de la siguiente manera:
Dos delincuentes son detenidos por la comisión de un delito y encerrados en celdas aisladas la una de la otra impidiendo de esta manera la comunicación entre ellos.
La policía, que sospecha de su participación en el acto criminal pero no tiene pruebas, les indica que si colaboran facilitando información que incrimine al otro, le rebajarán la condena que les correspondería en el caso de ser condenados.
Las alternativas que cada uno de los prisioneros tiene, suelen presentarse en forma de matriz de la siguiente manera:
ambos colaboran
DOS AÑOS CADA UNO |
ambos compiten
CINCO AÑOS CADA UNO |
---|---|
UNO COLABORA Y OTRO COMPITE
EL QUE COLABORA AUMENTA SU CONDENA A 10 AÑOS Y EL QUE CONDENA LA REDUCE A 1 |
Y ¿qué suele ocurrir entre estas dos personas?
Los estudios relacionados con situaciones similares a esta recogen resultados que deberían llevarnos a una reflexión:
ambos establecen como tendencia de conducta la competición a pesar de tener claro que una estrategia colaborativa reduciría su condena de forma muy significativa.
Este juego tiene múltiples variantes existiendo igualmente planteamientos grupales en los que las decisiones se adoptan de forma conjunta teniendo que elegir siempre entre la estrategia cooperativa y la competitiva. ¿El resultado? El mismo que si la decisión se tomara de forma individual— entender que la competición implica en todos los casos un beneficio mayor que la estrategia de colaboración.
Yo misma me he encontrado este resultado en sesiones grupales cuyo objetivo es la mejora del trabajo en equipo y la cooperación.
Curiosa la tendencia que esta dinámica refleja: desconfianza hacia el otro y mantenimiento de la competición a pesar del riesgo que implica y del perjuicio para ambos que siempre supone.
Sin embargo, no deja de ser evidente que el ser humano utiliza la colaboración en muchas ocasiones. ¿Que condiciones favorecen que emerja la colaboración en un grupo?
Promotores de la Competición
- Liderazgo no democrático.
- Desconfianza hacia el otro.
- Ocultación de información o comunicación paradójica.
- Limitación en la capacidad empática.
- Gusto por el riesgo.
Facilitadores de la cooperación
- Temor a la pérdida de la reputación.
- Confianza previa en el otro.
- Capacidad empática conservada.
- Previsión de interacciones futuras.
- Tolerancia a la frustración.
En definitiva, una interesante teoría con gran aplicación en espacios de interaccion personal.
Yolanda Pérez.
A mi manera de ver, no es tanto el modo de ser de cada persona, su personalidad (el modo de reaccionar ante la misma situación) sino el grado de madurez y en concreto, el grado de desarrollo moral el que puede marcar la diferencia: el hecho de sentir y pensar que otros nos consideren un «primo» por ceder o negociar o por el contrarío el temor a desmarcarnos del grupo y no ser aceptados por este pueden ser algunas poderosas razones que nos lleven a tomar decisiones «egoístas» o «altruistas». Lo entrecomillo porque una misma conducta no siempre es el resultado de la misma motivación, por ejemplo puedeo exhibir un comportamiento altruista por seguir al grupo aunque interiormente «no me lo crea» y lo contrarío. Nuestra conducta exterior (lo que podemos observar de la persona) que está determinado por la manera en que los diferentes asuntos de nuestra vida nos afectan y el significado que les damos y es aquí precisamente donde se da el conflicto, en la disonancia en la manera personal e idiosincrática que cada uno de nosotros nos vemos afectados respecto a la situación en la que se nos ofrece colaborar o entrar en competencia. Un saludo
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Totalmente de acuerdo contigo Elisa.
Y muy interesante lo que indicas de la disonancia que puede darse entre nuestra manera de actuar y nuestro sentimiento interior.
A mi modo de ver este desajuste es la base de muchos de los malestares emocionales que generan la sintomatología que nos hace acudir a terapia.
No siempre somos conscientes de esa actuación contradictoria.
Gracias y un abrazo.
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