Estas últimas semanas me encuentro inmersa en la búsqueda de una localización para mi nueva consulta. La verdad es que estoy muy sorprendida del tiempo que me está llevando. Pensaba que sería algo más sencillo.
La parte positiva es que esta ocupación me está permitiendo vivir experiencias, curiosas.
La última, hace un par de días con un agente inmobiliario que, desconozco por qué razón, se resiste a enseñarme una de las oficinas que tiene para alquilar.
La primera vez que hablé con él, colgué pensando que quizá le había pillado en un mal momento o en un mal día, así que decidí obviarle y continuar con mi listado.
A los pocos días, contacté con otra oficina, una de las que más me gustaba por ubicación pero, cuando descolgaron el teléfono al otro lado… sorpresa!
me di cuenta de que había vuelto a toparme con el antipático agente de la vez anterior.
– Buenos días. Llamo por la oficina que tienen anunciada para alquilar …
– Ah, esa! ¿Para qué la quieres?
– Estoy buscando algo del tamaño que ofertan que me permita desempeñar varias tareas. Una de ellas será para atender a mis pacientes, soy psicóloga.
– Bah, ¡otra psicóloga! Pues esta no te interesa, ya te lo digo. Están como tres o cuatro en el mismo edificio y tal y como están las cosas…
– Ya… la verdad es que me gusta mucho esa calle. Por eso le he llamado.
– No sé, no sé. Tantas consultas en un mismo edificio.. Tampoco creas que está tan bien ubicada… Además el precio no está bien calculado, seguramente sea algo más y ¡ya no lo podemos bajar más!
Todo eran pegas dentro de su monólogo. No daba crédito a su despliegue (¿por qué tendría tanto interés ese señor en frustrar mi visita a esa oficina?).
Viendo que mi paciencia empezaba a terminarse, tenía que buscar una manera hábil de cambiar el tono de la conversación para concertar una cita y conseguir mi objetivo, ver la dichosa oficina.
Tal y como vemos en el ejemplo, en ocasiones nos toca lidiar con personas difíciles. A veces pueden ser personas a las que sorprendemos en un mal momento o mal día. Otras, nos topamos con personas de carácter obstinado, que parecen tener el no a flor de piel en cualquier conversación.
- Sea cual sea la razón de su comportamiento o malestar, pensamientos como el que me asaltó a mi en la conversación (¿por qué quiere frustrar mi visita?) no harán sino aumentar mi malestar, generar un mayor enfrentamiento y alejarme del objetivo que quiero conseguir.
– Desarmando al crítico
A pesar de que no siempre nos guste aceptarlo, dentro del mensaje crítico, hay una parte de razón.
- Admitir la parte acertada de su mensaje y retomarla como punto de unión, ayuda a rebajar el nivel de tensión de la persona que tenemos enfrente, facilitando el resto de la conversación.
En la situación relatada podría haberlo hecho con una intervención del tipo:
Pues sí, es verdad que la situación no es la ideal (admito parte de su punto de vita) y puede parecer que tener varios profesionales de la psicología cerca es competencia pero, busco un sitio en el que la gente realice trabajos similares al mío.
o
me imagino que ahora es más difícil alquilar que antes, pero yo estoy buscando una localización para mi empresa puede que la suya sea lo que necesito
- Evitar un enfrentamiento directo, no reaccionar desde la emoción.
- Intentar empatizar con la persona negativa, tratando de comprender su actitud.
–Limitaciones de la técnica
- Esta estrategia no sirve para cambiar al otro. Cada persona decide la actitud vital con la que se enfrenta a su día a día.
- Sí resulta útil para llegar a cierto entendimiento, rebajar el nivel de tensión de la comunicación y facilitar el logro de nuestros objetivos en un momento concreto.
- Está claro que si la persona negativa es alguien con la que tenemos que lidiar diariamente, no será siempre tan sencillo.Antes de utilizarla, es bueno valorar si el estado emocional de la otra persona y el propio va a facilitar su uso correcto. En el caso de que la negatividad y el ataque por parte del interlocutor sean muy elevados, puede ser mejor usar la atención selectiva (responder unicamente a la parte del mensaje que no contiene elementos negativos o descalificadores).
Yolanda P. Luna
Sí que hay personas negativas…
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Si las hay.. por eso lo importante es aprender a desarmarlas, evitar que nos influyan y en último caso si lo demás no funciona…alejarse de ellas todo lo posible!!
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